El ego espiritual

Últimamente las disciplinas orientadas al bienestar espiritual y social han ido aumentando para buscar mejorar la calidad de vida.

Cuando empiezas un camino hacia el interior buscando ser una mejor versión de ti mismo hay muchos obstáculos que necesitas vencer, uno es el ego espiritual.

El ego espiritual es creer tener la verdad absoluta, esa sabiduría o grandeza de alma que solo tu has alcanzado a llegar a esa consciencia superior, sin humildad y vocación de servicio.

Quien necesita creerse superior a los demás y se cree en posesión de conocimientos superiores, consciencias superiores y verdades superiores y humilla en pensamiento, palabra y acción a los demás, quizás se cree mucho más pequeño de lo que parece y trata de protegerse de esa manera.

Despreciar el trabajo que hacen los demás, por que creer que es “menos elevado” o que “hace mas por la sociedad o el planeta”, ver defectos en las demás personas menos en ti, la necesidad continua de defender tu verdad y sentirse ofendido cuando no concuerdan contigo o el simplemente creer que uno no tiene los compromisos de una persona “normal” ya que se encuentra en un estado mas arriba en nivel conciencia, son solo algunos ejemplos.

Pero la conciencia real tiene que ver con uno mismo es el que pone los limites y cuando los pones empiezas a conocerte mas a ti mismo y captas mejor lo que pasa en tu entorno para poder aceptar la dualidad que tenemos como seres humanos. Hasta las personas mas serenas pueden estar completamente desalineadas, recurriendo a su conocimiento de “espiritualidad” para no confrontar sus emociones.

La honestidad emocional y la congruencia con nosotros mismos son muy difíciles y requieren valentía, para eso necesitamos bajarnos del pedestal donde muchas veces nos subimos, ya que muchas veces agarramos nuestros ideales en vez de escuchar nuestra intuición.  

Cuando cerramos esta intuición eludimos nuestros verdaderos sentimientos y experiencias que nos han ido formando y nos cerramos a ese aprendizaje que nos esta queriendo decir nuestra propia vida.

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